Me despierto a las 3 am inquieto por tu última respuesta, y me pregunto si habré dicho algo inoportunamente. Cierro los ojos, pongo mi mente en blanco y trato de escuchar mi corazón. En algún punto me da las respuestas que necesito.
Y sin embargo, estando consciente, mi mente pone en tela de juicio lo que dice mi corazón. Me he roto tantas veces el corazón, que me cuesta trabajo creer en él. Soy tantas cosas, a veces tan distintas, a veces al mismo tiempo, a veces por temporadas. La única constante es lo que no soy: PERFECTO.
Cuando otra persona es tan importante para mí, procuro aún mas hacer lo correcto, por él y por mi. Porque vale la pena luchar por esa persona. Y tú eres importante y especial para mí. Y también es cierto que te quiero. Es curioso cómo la gente se asusta, huye y piensa que el acto de querer a otra persona implica que te quieres casar con esa persona... Para mí, querer no es sólo eso.
Quererte es estar agradecido por la oportunidad de conocernos mutuamente, es disfrutar de nuestras pláticas, es darte los buenos días con alegría, es la confianza de compartir mis pensamientos y sentimientos contigo, es respetarte, es admirarte por tus cualidades, es aceptarte como eres sin afán de cambiarte, es apoyarte y ayudarte cuando me lo permitas, es sentirme feliz por tus logros, es hacerte reír con mis locuras.
Finalmente llego a la conclusión de escuchar y confiar en lo que dice mi corazón, con la certeza de que las cosas saldrán bien.
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